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Café Mango: Algo explicable sólo con poesía

Flor Venalonso Neri


“A pesar de todo: ternura”

“A pesar de todo: Amor”


Este libro es, en palabras del propio autor, “la cáscara de un tiempo detenido”. No es un libro que cuenta una historia. Es el libro de historia. Un libro en el que todos vamos a encontrarnos frente a nuestros recuerdos, a nuestra memoria, a nuestra propia historia. No es un libro sobre la violencia. Es un libro de poesía donde se expone la violencia y el por qué “todos quedamos con temor de que una bala o una evocación atravesara tantos años para herirnos”. Es también como “un hilo fino e invisible” que nos invita a dialogar desde la perspectiva de uno mismo.

En Café mango ponemos a trabajar todos nuestros sentidos, aprendemos a ver más allá de los colores: “El café parece entre lo verde / gotas de sangre que no secan”.

Mango, el primer poema del libro, hace que nos adentremos en la capacidad que tiene el maestro Ángel Carlos para mostrarnos su mundo: presenciamos el acto, olemos la fruta, vemos el dolor de la mano de su voz. Dice “El mango estalla, la cáscara se rompe y la semilla golpea en trozos muy pequeños ramas, hojas; el suelo queda cubierto de fragmentos de ideas, sueños, espejismos”.

El poema Visita me recuerda mucho a esa poesía de la conquista, a esa llegada de gente que quiere lo que hay en la tierra y pagarla a su precio. A esa voz tan natural y primigenia de quien cuida a los suyos, y no agrede al recién llegado, pero sabe que la visita traerá consecuencias. La voz de Ángel Carlos recuerda que toda poesía es tradición y ruptura, proposición y revisitación. La poesía de Ángel es madura, ecuánime. Sincera y reflexiva. Los poemas de este libro hacen a los recuerdos palpables. Traen a la memoria eso que duele, eso que lastima y que, pese a los años, no se puede olvidar, aunque se intente. “Alguien dice: tortura, yo no sé qué haya sido esa luz, ese dolor en medio de los ojos, el agua dentro de uno y el calor de un rayo atravesando mi columna, una explosión adentro de la cara”.

En Café mango encontramos poemas cortos, extensos, versos de largo aliento y versos de prosa poética. Sonetos. Rezos. Epigramas. Poema-crónica, poema-testimonio. Y en todos descubrimos esa fuerza de la voz de quien cuenta desde la honestidad. Descubrimos la madurez y reflexión desde el dolor. Esta vez el poeta nos presenta el poema desde el lado más descarnado y desnudo. Amoroso y resiliente. “Pero ¿quién asegura que la vida sea sólo la serie lineal de los sucesos?”, pregunta. Y es que el trabajo de la poesía tiene que ver con la belleza del lenguaje: La memoria es el archivo de recuerdos, pero al pasar el caos por el pensamiento, se ordena y el lenguaje busca la explicación más exacta de los hechos: “algún día saldrá de ese recuerdo congelado en luz un rayo que hará de este tiempo algo verdaderamente digno de mirarse”.  Y Café mango es ese recuerdo constante, es ese rayo que pone su luz sobre las cosas que deben ser nombradas, porque existieron. Y el pasado nos enseña el futuro, de alguna forma que desconocemos o que no sabemos explicar, pero que existe. En Café mango todo ocurre cuando se nombra, la mirada de posa, los olores huelen, y la voz del poeta recuerda que después de la tortura: “…la vida fue desde entonces un silencio luminoso, el tiempo se fugó, la claridad entró por cada poro transformando aquel instante en algo indescriptible”.

La visión del poeta nos fuerza a posar la mirada en las cosas que suceden en la realidad, su voz es “fuerza luminosa casi sombra”, de tan puntual, de tan exacta. En un mundo donde “todo se toca con la punta del miedo”, la voz de Ángel demuestra que los hechos del mundo debemos aprender a verlos y a no voltear o agachar la mirada. Este libro nos obliga a vernos frente a frente con el dolor, con la angustia, con la rabia, a reconocernos humanos y a dirigirnos “hacia el silencio que da sentido a nuestras voces”. Nos obliga, no a pronunciar el nombre sino, a decirlo en voz alta, para no olvidar. Porque, en palabras de Ángel “después de tanta sangre en los periódicos no sé dónde quedó tanta poesía”. Y sin embargo, en un país de tantos desaparecidos no podemos hacer del olvido “una sábana mortuoria”.

Si en algo coincido con los poetas Balam Rodrigo e Iván Cruz Osorio es que la poesía de Ángel Carlos Sánchez es “la honesta poesía de Café Mango”. Y si el libro debiera tener ese famoso cintillo que llegan a tener los bestsellers sería: “uno de los más destacados volúmenes de poesía política en México del presente siglo”. ⚅

[Foto: David Espino]

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