Me gustan los zopilotes porque presagian lo tórrido justo antes de que suceda…
Jesús Gardea.
Me gusta este lugar porque la ciudad es chica y puedo irme caminado a todos lados. Me gusta Chilpancingo porque sus gobernantes hacen las cosas con los pies y siempre dan maromas que no tienen ni manos ni cabeza ni pies. Me gusta pues siempre hay de qué hablar, podría, por ejemplo, decir que luego del Otis ocuparon el CREA con gente de Bienestar y desde entonces esta zona se quedó sin ese espacio en el que los jóvenes jugaban, tiraban grasa, echaban novio; donde los viejos caminaban y los niños nadaban en su día a día. Un lugar en el que la disciplina, el juego y la recreación permitían a algunos tener un trabajo.
Sabiendo que sobran las cantinas y faltan espacios recreativos que permitan la reunión y el esparcimiento decidieron cerrar las puertas del deportivo y mandar al carajo a la gente que asistía a cursos, al carajo los entrenadores y los usuarios que hacían ese espacio suyo.
Me sorprenden esos absurdos que se pintan en calles sucias y en una oferta cultural inexistente por parte de las autoridades correspondientes. Me gusta este lugar porque la muerte está en el aire como una moneda que juega con números, nombres y géneros. Me gusta porque hay partes de la ciudad que bien servirían para recodarnos lo cerca que estamos del caos y el derrumbe. Y los escombros, las ruinas se hacen monumentos a la estulticia, la corrupción, la connivencia. El desgobierno.
Me gusta esta ciudad en la que, para combatir la obesidad, las autoridades correspondientes, decidieron llevar el agua a la Alameda en maravillosas fuentes danzarinas como un toilete limpiando culos franceses e invisibles mientras en las colonias no hay agua y eso sólo adivina ganancias para nombres y apellidos dignos de ser investigados. Los señores de las pipas. ¿Quiénes serán los señores de las pipas y los pozos de agua? ¿A cuánto ascenderán sus ingresos anuales y qué relación tienen con el gobierno? Se pregunta uno como buscando una historia que contar.
Me gusta este lugar porque me gusta la herrumbre sitiada en los baldíos, me gusta esta poética que viene con una banda sonora que anuncia basura jefa y gas del sur. El spleen de Chilpancingo ya no huele a toronjil, huele a carne quemada, huele a muerte y a uñas recién pintadas.
Y también me gustan los domingos porque los domingos sirven para honrar al chivo y porque todos saben que lo que se compra tiene impuesto y los impuestos son impuestos por súper potencias que, gracias a Dios, no conocemos, pero tenemos a bien de decir narco o estado o vale madre como si con eso los demonios de la injusticia se relajaran y se diluyera su sonrisa de plomo, su mirada con ojos que todo lo toca y todo lo sabe.
Me gusta este lugar porque me dan ganas de hacer una narco-novela y tener un Huacapo y un Zumpanguita y ponerlos a tragar pozole, res y chivo en los mejores lugares de la city mientras van haciendo estragos, preñando huérfanos y untándose en el tamo mugroso del cristal, refregándose en la sevicia y los placeres de la connivencia. ⚅
[Foto: Carlos Ortiz]
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